viernes, 25 de febrero de 2022

Before I turn 18

Hoy pensé seriamente en las cosas después de mucho tiempo. Lo que se requería para ello finalmente se juntó, y ahora solo puedo considerar la posibilidad de que me arrepentiría si no escribo aunque sea un rastro de lo que pasó por mi mente. Estoy sola en casa, voluntariamente sin música para hacer quehaceres y sola también con mis pensamientos. Los acontecimientos que sorprendieron a todo el mundo durante los dos años anteriores hicieron un cambio profundo en mí y en la forma en la que veo las cosas. El trance fue tal que casi olvidaba lo mucho que escribía en todas partes. Estaba a punto de volverme enteramente en lo que la mayoría es (o parece que es, para evitar sonar condescendiente), lo cual es peligroso.

Es peligroso no dejar rastro, no escribir. Los procesos de la mente y la personalidad cambian, los recuerdos están sujetos a modificaciones y también la forma propia de ver la vida. Confiar solo en la memoria para observar en retrospectiva al pasado es un recurso limitado e incluso poco confiable. Se necesita de algo más, de un registro físico que no se altere. Puedo entender que muchas personas eligen vivir el presente y aspirar al futuro a cambio de enterrar el pasado, puedo entender que eso que se dejó atrás quizás es tan doloroso o vergonzoso que no daría gusto volverlo a ver, pero yo lo necesito. Lo necesito para comprenderme a mí misma, para regañarme, reír o reflexionar. El contacto directo con la yo de entonces y la yo de ahora solo es posible mediante palabras escritas.

También es peligroso pasar el día a día sin crear algo. No puedo verme como alguien que solo consume y no produce, pero estaba a punto de ser alguien así. Me asustó. Estuve viviendo cada día aferrándome a lo que ofrece el exterior, he pasado cada noche distrayéndome hasta que me de sueño para no quedarme sola con el monólogo de mi mente, pero todo exceso es negativo. Por poco olvidaba que es importante balancear entre el tiempo para mí y el tiempo para el mundo. Aunque haya estado sin compañía física de nadie en mi habitación, seguí haciendo todo por los demás en lugar de conversar en serio con mi propia conciencia como lo estoy haciendo ahora. Parte de crecer y madurar no debería ser dejar de soñar para poner los pies en la tierra, sino seguir soñando sin olvidar que hay otras personas, cosas o universos que debes conocer y con los que interactúas sin falta, porque sin eso no somos humanos. Recibir los estímulos externos y no dejar ignorada a la voz interna, porque cada ser humano es el centro del universo como un todo, no solo del suyo (un autor llamado Luis Hernandez lo dijo y no puedo estar más de acuerdo). Cada uno tiene un punto de vista distinto y algo que aportar. Yo lo que quiero aportar es parte de mi universo, lo que solo yo puedo ver y sentir.

En cuanto a cómo me percibo en este momento, soy alguien incompleta. Miro atrás y veo planes sin finalizar, en la mitad o que se detuvieron apenas iniciaron. Incluso esto que escribo, luego de irme a hacer otras cosas, se está quedando corto comparando a lo que planeaba hacer originalmente. La inspiración es tan frágil, o mi cobardía tan grande, que lograr completar algo se hizo demasiado complicado para mí. Procrastinación, miedo al fracaso, la ineptitud o el rechazo se juntan en un caos mental en el que no dejo de arrepentirme de lo que hago o no hago.

Mi rayo de esperanza en esta situación son los demás cuando sí lograr expresar lo que desean en sus proyectos, gracias a ellos me quiero volver competitiva y dejar mi huella también, pero la pregunta es ¿cuándo? ¿cómo me haré el tiempo dentro de la procrastinación? ¿seré realmente capaz?, y en el medio del ciclo, la racha de energía desaparece. Me pregunto cuántas buenas letras, melodías o tramas para historias se fueron de esa manera, cuántas oportunidades de aprender o exhibir algo nuevo desvanecidas por mi inseguridad. Pero reconocerlo es el primer paso ¿verdad?

A pesar de mi pesimismo, no debo olvidar los grandes cambios por los que pasé debido a la pandemia. Por primera vez en más de diez años dejé de depender del enamoramiento o idealización de alguien más para sentirme completa o quitar la monotonía. En retrospectiva, era una persona muy acelerada e imprudente con sus sentimientos, ponía a un altar a quienes me gustaban y luego de estar en las nubes, la caída al suelo era brusca y dolorosa debido a cuán alto era ese altar. Esos años fueron duros y me enseñaron lo cruda que era la realidad en contraste a la yo ingenua y enamoradiza de entonces. Ahora, no pensar en nadie de forma romántica es aburrido, pero al mismo tiempo da paz. No hay necesidad de escribir sus iniciales en la ventana húmeda por la lluvia, o citar canciones de amor en las esquinas de mis libretas. Mis diarios y cuadernos se llenaron de hechos y eventos en lugar de divagaciones sobre quienes amaba intensamente. 

El 2020 fue la única y última ocasión en la que estaba casi cerca de lograr algo verdaderamente tangible, pero en cuestión de meses mi corazón fue destrozado. Imagino que después de eso internamente estaba considerando que ya era suficiente dolor para mí, no lo sé, pues desde entonces fui capaz de volverme independiente y descubrir nuevas formas de sentir o de vivir experiencias en general. Cuando los poemas o historias que hacía se redujeron, comencé a preocuparme si de verdad no podía hacer nada creativo sin enamorarme, regresaba así el tema anterior de mis débiles rachas de inspiración o las emociones constantes que me fueron arrebatadas al quedarme encerrada en mi cuarto por dos años. Sin embargo, no creo que todo esté perdido. Existe la ficción por algo, y el año pasado fueron las historias de personajes sumamente útiles y un refugio para emocionarme y sentirme viva.

Ahora, antes de cumplir 18 años, ser consciente de ello es sumamente importante [...]

jueves, 30 de diciembre de 2021

Not me appearing one year later: Adachi to Shimamura y Yuru yuri en mi 2021

Ha pasado un año desde el último post que solo hice porque sí y sé que este blog está sumamente escondido, pero me parece buena idea continuar con esto. Esta vez, sin embargo, haré una pequeña reseña de dos animes que descubrí este año 2021 y que definitivamente se llevan el puesto de mis favoritos de todos los tiempos, sí, ese gran título.

Lo que pasa es que cada vez que me preguntaban eso, me quedaba en blanco y mencionaba los pocos animes que vi y que me agradaron, solo que claro está que no era la manera de responder a la pregunta completamente. No es simplemente un gusto, cuando una cosa es tu favorita, lo expresas de distinta forma y la pasión se siente. Luego de ver más anime en 11 meses que en 4 años, repetir la misma respuesta vaga ya no sirve y se necesita de una selección más precisa.

Respecto a mi consumo de anime, siempre me he sentido por detrás de los demás, con la constante necesidad de igualarme, así que lo único que hacía era acumular series recomendadas que vería algún día, pero casi nunca comenzaba algo por mi cuenta. Eso cambió en este año ya que encontré lo que realmente me gusta sin dejar de lado las recomendaciones, y al mismo tiempo esto me permitió conocer gente increíble por internet que comparte esos gustos y con la que me siento bastante cómoda.

Así queeee luego de esta larga introducción, estos son mis animes favoritos (genuinamente)

Adachi to Shimamura


Este es uno de esos animes que encuentras por pura casualidad pero que son grandes joyas. En mi caso, solo quería ver algún yuri nuevo y echaba un vistazo a la categoría en la página allá por marzo para guardarlos luego. Había visto Citrus, Yagakimi y Urasekai picnic así que no fue el primero, pero sí que resonó en mí más que ningún otro romance.

Adachi y Shimamura se encuentran en el segundo piso del gimnasio de su escuela luego de faltar a clases y a través de 12 episodios (que fueron adaptación de los primeros cuatro volúmenes de la novela ligera) su vínculo se fortalece y conocemos la complejidad de ambas como personaje. Más adelante el tema psicológico se vuelve cada vez más denso y es imposible no identificarse con alguna de ellas en el momento que manejan y procesan sus sentimientos. Esta experiencia mejora gracias al estilo de animación, la narración y la música (en serio, qué joya la música, con sus tres canciones y el OST, sirven para leer, estudiar, reflexionar...es muy épico) y crean un ambiente mágico.

Este es un romance auténtico, puro e incluso realista. Me vi en Adachi muchísimas veces cuando me enamoraba de alguien y la manera en la que Shimamura sobrepiensa y analiza todo a su alrededor ofrece una nueva e interesante perspectiva del mundo, o de ser una adolescente en el proceso de crecer, crear amistades o aprender a querer a alguien. No hacen parodias ni satirización sobre enamorarse de alguien del mismo género, sino que lo muestran tal como suele ser en muchos casos y esa precisión que muestra el autor Hitoma Iruma hace que nos sintamos más cercanos a ellas. Este escritor puede enganchar incluso a los que no son fanáticos de la lectura que quieren saber qué sucede más allá del anime y vale totalmente la pena hacer una maratón. Algo que puede sentirse extraño al inicio es la presencia de Yashiro como un ser de otro planeta, pero realmente contribuye con las lecciones que nos da sus páginas. Y por supuesto, es bastante divertido como todo slice of life y toda la experiencia visual no deja de sentirse especial aunque lo vea una y otra vez.

Estoy bastante agradecida con Adashima por mostrarme lo que más necesitaba y por su fandom, que es uno de los más agradables que hay en internet y con los que siempre da gusto conversar sobre los distintos temas tan relatable que trata la historia. No sé qué estaría haciendo en este momento ni con quiénes estaría hablando si no fuera por esta serie, hice amigos que se volvieron muy importantes para mí y me ayudó bastante a comprender mis propios sentimientos.

Yuru Yuri


Es gracias a mis amigos del fandom de Adashima que descubrí, entre muchos otros animes geniales, a Yuru Yuri. Lo que apareció como una inside joke en el servidor de Discord me atrapó de manera muy diferente a Adashima y con un enfoque distinto también.

Desde los primeros capítulos es fácil notar que tiene una trama que no se toma tan en serio a sí misma, pero aún así se volvió rápidamente lo que muchos llaman "serie de confort", esa que da gusto ver para aliviar el estrés del día, fangirlear y reírse por un rato. Puede que su humor al inicio sea algo extraño, pero una vez que se establecen las dinámicas y el tipo de comedia, se vuelve muy divertido. Ese caos gay constante en cada capítulo por las chicas del Club del entretenimiento y el Consejo Estudiantil invita a ver más y más, y así es como me acabé las tres temporadas en menos de dos semanas. En su momento, Yuru yuri me mantuvo motivada mientras daba mis exámenes finales del semestre e incluso ahora, seis meses después, sus personajes siguen siendo una razón para sonreír. Eso es muy raro de mi parte, pues suelo ver una serie y pasar a la siguiente sin más.

Puedo deducir que esto se debe a que me recuerda a mis días de colegio, cuando era muy enamoradiza y apenas notaba las consecuencias de mis acciones, o si las notaba, las dejaba ser para eliminar la monotonía. Precisamente a la edad de los personajes (13 y 14 años), yo estaba conociendo qué rayos era y cómo podría expresarme, así que los sentimientos de los personajes fueron cercanos para mí. Pese a que el objetivo de la autora es establecer dinámicas entre los personajes que son abiertas a interpretación, cada uno de los ships tienen bastante fundamento e incluso invidualmente me gusta la complejidad que tienen. Se sienten humanas, como amigas que quisieras tener.

Este año he buscado desesperadamente representación, y la encontré aquí. Ser gay y/o enamorarse es, aparte de enfrentarse al lado introspectivo o intensamente psicológico y emocional que esto conlleva, ser un desastre cerca de la persona que te gusta, entrar en pánico, ser muy apasionada, ocultar lo que sientes para apoyar a quien amas, pasar momentos tranquilos y relajados y crear recuerdos. Eso viven las chicas de yuru yuri y se vuelve algo reconfortante, sencillo, melancólico y entretenido para mí.

Por si fuera poco, tiene demasiadas canciones que ayudan a comprender a los personajes, lo que callan y lo que son. Siempre será divertido escucharlas y cantarlas, intentar descubrir lo que dicen o admirar la habilidad vocal de las seiyuus. Me tardé varios meses en reconocer todas las canciones, pero estoy agradecida por tener ahora un repertorio más amplio y diverso.

Sugiura Ayano yo te simpeo

En fin, estos son mis otros animes favoritos, solo por mencionarlos:
2. Shingeki no Kyojin: Vamos, que es tremenda historia, con un plot twist tras otro y un universo bien planificado.
3. Hitoribocchi no maru maru seikatsu: Una chica re adorable y con ansiedad social se propone hacer amigos y lo logra en el transcurso de 12 capítulos de anime y 100 de manga, es muy wholesome y divertido. Además tiene muy buenos temazos, como el de Aru, que puede convertirse incluso en un himno.

*Puestos honoríficos sin orden específico: K-on, Shokugeki no Soma, Evangelion, Non non biyori, Ansatsu Kyoushitsu, Erased, Yagate kimi ni naru, Haikyuu, Boku no hero academia

Espero poder revivir pronto y subir algo. See you then.


jueves, 31 de diciembre de 2020

QTimes - Día 291 ° Resumen del año en canciones °

Esta será una entrada muy diferente a las anteriores pero también necesaria. Espero que realmente la plataforma me ayude a mostrar la información como planeo. Aquí vamos.

Enero (snow)


No tuve ningún descanso desde el primer día. Estudiaba en una academia durante las mañanas y una parte de la tarde, lo que implicaban mas viajes de lo usual. Por navidad me habían regalado un MP3 y lo aprovechaba al máximo durante esas travesías. Mis sentimientos por las personas que amaba se encontraban en suspenso, y la nostalgia siempre los envolvía. Procuré lo más posible expresarlos con papel o melodías. Las extrañaba, pero solo quedaba mirar desde la distancia, recordar.

El descubrimiento musical del mes me acompañó oportunamente e intensificaba esos sentimientos.

Febrero (changing!)


El agotamiento físico y mental mantuvo mi nostalgia; y la vida en la calle, con el clima cálido y al mismo tiempo lluvioso, formaba ya parte de mí. Este mes cerré un ciclo que duró más años de lo que esperaba, y tuve momentos memorables con mis seres queridos en mi cumpleaños.

En la academia la intensidad de los estudios abrió mis horizontes y cambió mi perspectiva, y me encontraba lista para enfrentar mi último año en la secundaria.

Marzo (words don't come easy)


Los planes de todo el mundo fueron saboteados de repente y mis esperanzas devueltas al suspenso. Prometieron que serían solo 15 días, pero agregaron cada vez más hasta llegar a un encierro que no deseó nadie ¿Por qué, precisamente este año? Era un año tan estético y bonito, perfecto para cumplir metas.

El colegio se suspendió también y todos esos días fueron una especie de vacaciones por adelantado.

Pero gracias al cielo, una luz llegó para acompañarnos mutuamente, luego de meses de que se alejara.

Abril (butterflies) 


Como si fuera de prueba, los días pasaban sin definirse completamente y en desorden. Unos con clases, otros sin nada. Mis descubrimientos musicales se ampliaron y comenzaba a acostumbrarme al nuevo ritmo. Llegué a pensar que siempre debí haber estado así, pero pronto recordaba a todas mis amigas y me dolía no poder verlas en persona.

Mi habitación, finalmente, cumplía su función, luego de haber sido abandonada en enero y febrero. Se volvió mi único refugio.

Mayo (honey)


Las clases virtuales consiguieron el orden que el colegio tanto buscaba, y el verdadero trabajo estaba iniciando. Todos los días el estar sentada frente al escritorio, con la laptop antigua y noches en vela, trajo inevitablemente otra vez el agotamiento mental que tanto temíamos. La versión virtual de la secundaria resultó ser más agobiante que la presencial y apenas era el primer mes de esta manera.

Los trabajos grupales trajeron nuevas experiencias y personas, y no tenía idea del completo giro que iba a suceder pronto.

Junio (luv note)


Sin previo aviso mis sentimientos cambiaron de camino y me encontraba en la cumbre del romanticismo. Apareció alguien que por pura casualidad se volvió mi mundo en cuestión de semanas. Conversaciones de madrugada, videollamadas que duraban horas, escritos espontáneos en la app de bloc de notas y cumplidos en las horas de clase...me encontraba en el maldito cielo.

Los últimos días del mes dieron nombre a esa nueva situación: amor correspondido.

Julio (smoke signals)


Realmente me encontraba en un trance. Un sentimiento completamente nuevo, el cual manejaba con cuidado pero a la vez con una libertad que me rodeaba como nunca antes.

Todo, en serio todo, pasó a segundo plano. Las tareas, procrastinación, clases se daban por hechas porque había alguien que ocupaba gran parte de mis pensamientos, lágrimas, fantasías y escritos.

Me encontraba feliz, a pesar de las banderas rojas. 

Mientras tanto, en mi casa y familia no nos encontrábamos muy bien que digamos, el virus nos afectó e  intentamos salir de eso mediante una empresa que creamos acorde a la crisis.

Agosto (straight line)


La fantasía que creé, los castillos de promesas, metas e ilusiones, eran de arena y comenzaban a desmoronarse. Cada noche recordaba aquellos bellos momentos, que cada vez se hacían más escasos, y lloraba por las banderas rojas que ignoré. Aún así tenía una tonta esperanza. 

El mundo me gritaba que dejara de aferrarme a algo sin futuro, pero seguía cegada.

A todo esto se sumaba otra gran preocupación que si antes se acumulaba en segundo plano, detrás de las actividades escolares, distracciones y crisis existenciales, ahora me golpeaba en la cara. El examen de admisión era palpable, sin embargo, solo se me ocurría huir.

Septiembre (satisfied)


Lo que menos quería que llegara, apareció una noche mientras pasaba el rato con un videojuego. Todo mi ser se derrumbó y buscaba una forma de huir del dolor con desesperación.

Como alguien que se sumerge en sus penas, en lugar del alcohol, mantenía a mi corazón roto con vida con aquel videojuego, una red social y un musical con el que me obsesioné.

Pese al horario y planes que me ponía para comenzar a estudiar y regresar a mi estabilidad, la procrastinación y tristeza me abrumaban y regresaba a lo mismo. Lo único que hacía bien para ese entonces era entregar tareas a tiempo. Fuera de eso era un completo desastre.

Octubre (non-stop)


Cada vez estaba más sumergida en mis nuevas adicciones y me aterraba el paso del tiempo. Lo que antes me llenaba no me causaba ningún efecto. Apenas podía escribir. Todo giraba en mi cabeza, apunto de explotar. La echaba mucho de menos, y me preguntaba qué hice mal, si he dado lo mejor de mí, si la amé, y realmente no comprendía nada.

Hice un temario para estudiar e intentaba concentrarme cada tarde para resolver tantos ejercicios como podía, pero como no funcionaba, quité las redes sociales que más me distraían y creé otra enfocada en videos exclusivamente educativos. Aún así, mis ganas de huir se mantenían y avanzaba poco cada semana. 

Mientras tanto, el colegio, mi familia y generaciones enteras lamentamos la pérdida de una persona muy querida por todos y que se fue por culpa de esta pandemia.

Vino la felicidad finalmente en forma de nuevas canciones de mi grupo favorito, y tuve un poco de fuerzas para seguir.

Noviembre (up no more)


Fue el mes más intenso de todos. Ahora no eran 3 meses, sino apenas unas semanas para el examen de admisión, y tenía todavía muchos temas pendientes por estudiar. Como los resultados del simulacro fueron positivos, estaba motivada, pero luego regresaban las inseguridades y recuerdos y caía en un círculo vicioso.

Decidí cortar abruptamente toda distracción a excepción de los videos y la música, y me interné para repasar todo lo que podía.

A mitad de mes ella termina por magullar mi corazón, dejándome oficialmente sola y sin oportunidad de dar vuelta atrás. Derramé mis últimas lágrimas de dolor, y mis sentimientos se transformaron en confusión, decepción y rencor.

Una vez di el examen y dejé de llorar al pensar en ella, supe que la tormenta había pasado.

Diciembre (cry for me)


El cielo, luego de una larga noche, se aclaraba, y mis ojos salieron de las tinieblas para encontrarme solo con positividad y recompensas. Los últimos días de clases se sintieron eternos y volaron a la vez, pero el peso era mucho más ligero. Pude hacer lo que no pude en meses y la libertad inminente nos aliviaba a todas.

Y así, llegamos a la clausura del año escolar, que fue virtual y luego presencial, para despedirnos de nuestras compañeras y del colegio por última vez. Solo puedo describirlo con una palabra: fullfillment.

No obstante, para la tristeza de todos, perdimos a mi abuelo por cáncer terminal al día siguiente de navidad. Hasta ayer la familia asistió a los funerales y ahora nos damos con la sorpresa de que solo queda un día de este problemático año.

Toda esta cuarentena fue una montaña rusa de emociones de la que solo me queda reflexionar. Escucho en este momento todas las canciones que más he disfrutado durante este viaje y enfrento un bloqueo porque no sé cómo terminar esta publicación. 

Me siento enamorada, satisfecha, tranquila y con expectativas. Toca recibir el 2021 con una sonrisa en el rostro, por más cliché que pueda sonar.

En fin, adjunto abajo el enlace a la playlist de Vicios de cuarentena. Si has llegado hasta aquí, gracias por leer.

Vicios de cuarentena (Spotify)

jueves, 17 de diciembre de 2020

QTimes - Día 277

 Y finalmente le dije adiós...

De hecho, pasaron ya tres meses

Supongo que se veía venir.

Pero ya no hay vuelta atrás. De todas formas, todo acaba mañana. La etapa más larga y especial de la juventud va a concluir y de la forma en la que nadie se hubiera imaginado unos años antes.

Espero realmente no quedarme sola después. Mis amigas son mi todo.

sábado, 3 de octubre de 2020

QTimes - Día 204

 Me gustas aunque no quisiera

Me gustas aunque no deba

Sigues en mis pensamientos más agridulce que antes

Anhelando regresar a ti

Dispuesta a seguir esperándote

Pese a que mi lado racional grite que ya es demasiado tarde para hacer algo al respecto

Solo debería dejarte atrás ¿no?

Alejarte de cada recuerdo que tuve en estos meses

Pero cuesta

Porque fuiste el centro, lo eres todavía

Quisiera estar ahí para cuando te sientas mal

Y ver tu linda carita

Quiero sentir nuevamente eso que nunca había sentido antes

Esa libertad de amar

esa que me arrebataron una vez más.

Quiero tenerte conmigo y protegerte

Y también acurrucarme en tus brazos

que necesito de ti aunque ahora sea prohibido

Quiero amarte como prometí hacerlo

Regresar a esos tiempos dorados

Mas el tiempo avanza y no puedo recuperarlo

Mi agonía silenciosa debe continuar hasta que pueda decirte adiós-.

miércoles, 12 de agosto de 2020

QTimes - Día 149

 Ya no sé cómo sentirme. Todo sucede a la vez y el tiempo solo corre sin piedad, y la pandemia sigue en pie. El triste recordatorio de su existencia, y que sus efectos hayan llegado hasta mi casa, me hacen sentir más y más miserable, sola, más aislada y abandonada que nunca. La felicidad la siento en momentos tan cortos que solo me queda huir del dolor de no poder alcanzarla; huir desconectándome y navegando sin rumbo por las redes, quizá con una bajísima esperanza de que alguien aparezca y me escriba.

Pero eso muy pocas veces pasa.

Siempre soy yo la única que inicia las conversaciones. Si no fuera por mí, no recibiría mensajes por días.

No me atrevo a contar todos mis problemas porque sé que la otra persona puede estar pasándolo peor o mejor (y no quiero malograr su buen ánimo). Y así me cierro más.

Me hundo y el escape ya no es saludable una vez encuentras la deadline que tanto esperabas.

28 y 29 de noviembre. Faltan tres meses.

Ya es palpable. Es posible. Tengo mis libros y muchas ganas de prepararme.

¿Y cómo reacciona mi madre? Recordándome todos los errores pasados causados por mi procrastinación, con sus respectivos insultos en voz alta.

¿TU EMPATÍA A DÓNDE SE FUE? TU HIJA ESTÁ DISPUESTA A MEJORAR ¿Y TODAVÍA TE ATREVES A PISOTEARLA DE ESA MANERA? ¿NECESITAS DESCARGAR TUS PROPIAS FRUSTRACIONES EN MÍ?

¿No te pesa tu conciencia?


Mi mejor amiga acaba de recibir un correo electrónico donde le anuncian que fue aceptada en la universidad y la carrera que deseaba. No puedo no llorar. Estoy más que feliz por ella, mas otros sentimientos aparecen de improvisto y se mezclan con mi alegría. 

Sus padres aceptaron que estudiara Cine. Ya puede estar tranquila. Finalmente cumplirá su sueño.

Más y más chicas en el transcurso de estos meses anunciarán eufóricas su ingreso a la universidad. No se complican en la elección de su carrera, están enfocadas.

Su vida es mucho más fácil.

No son un desastre andante como yo. Un desastre que no puede ni amar libremente como durante años lo ha deseado, ni tener oportunidad de conversar abiertamente en familia.

Me duele demasiado. Quiero alegrarme más, reunirme con todas mis amigas y celebrar su ingreso. Quiero olvidar toda esta carga que he estado acumulando sin decirle a nadie.

Quiero estudiar en serio. Tengo tiempo, recursos, la habilidad para hacerlo. 

Solo que siento que estoy a kilómetros de distancia de los demás. Me ahogo y mis padres no notan que lo que menos están haciendo es ayudarme.

Si tan solo pudiera reunirme con ellas...

Si tan solo pudiera abrazarlas y conversar durante horas...

Si pudiera hacer eso una vez cada día y luego seguir con este maldito encierro, mi estabilidad mental no estaría tan frágil.


No conozco la estructura de estos pensamientos crudos. No volveré a leerlos hasta que los publique. Pero de verdad necesito a alguien. Por favor. no puedo con esto sola.


domingo, 9 de agosto de 2020

QTimes - Día 146

 Amarte realmente duele. Los días pasan, y solo vivo de recuerdos. De los pocos mensajes que tenemos, las pocas veces que la veo en clases, las escasas ocasiones que escucho su acogedora voz. Va a pasar prácticamente un mes, esperando una llamada, de esas largas que hacen que me olvide de esta maldita distancia.

Cada pequeña cosa que hace provoca que mi día se sienta como una montaña rusa. Cada mensaje hace que me enamore más y me fascine de su belleza.

Pero quiero amar libremente. Me siento muy sola aquí. Te necesito conmigo.

Quiero que estés bien antes que todo, así que seguiré esperando. No me voy a cansar de hacerlo.

Voy a aceptar todo lo que implique salir contigo, porque quiero que esto funcione. Mi corazón se hará más fuerte para entenderte, aunque ahora caiga herido.

Quiero que brilles y sonrías, y está bien si no es necesariamente conmigo. Cuando estés lista, yo voy a estar aquí para amarte sin límites ni barreras.